Sexta Parte, Así es Papá

No basta con quitar, podar o arrancar, es necesario organizar.

Al momento de quitar, es evidente que habrá restos, algo de desorden, se podrían ver algunas partes por fuera de su lugar, pero… Pues entonces el siguiente paso es separar, para poder limpiar. Lo que se haya quitado estará desechado, el pensamiento que no nos servía, el hábito que decidimos podar, las personas que elegimos por ahora no acompañar…, Esos cambios, de trabajo, de casa, de pereza, de excusitis aguda, de postergación abierta en el calendario , es decir: eso para lo que usamos las manos, el hacha, la motosierra, las herramientas de poda, corte o limpieza, para «CAMBIAR» eso que estaba seco, o que simplemente vimos que no era para este momento y por eso lo quitamos. Hay que dejarlo en el lugar adecuado, porque sino «su desorden, seguiría recordándonos su presencia, pero ahora con restos innecesarios».

Por ejemplo, el mal genio al momento de responderle a alguien; se va podando no es inmediato, pero sabemos que esto afecta a los demás, entonces podemos irlo arrancando y desechando. Pero no caigamos en la trampa, que si «volvemos a responder mal», la culpa porque contestamos feo no moleste; porque entonces estarían los restos que estamos intentando quitar de «responder o actuar con agresividad», pero la culpa por volver a hacerlo podría sembrar en nuestros pensamientos semillas de amargura y culpa (algo adicional a contestar mal), que no servirían para nada más que para contaminar, porque la culpa haría que no estemos bien y por esto responderíamos mal otra vez y el tiempo de haber podado se habría perdido una vez más.

Esta vez podemos decidir hacerlo mejor; la paciencia hacia nuestros propios procesos es muy importante, el cambio es de tiempo, para transformar y cambiar algo, hay que permitir que pase el tiempo.

Para que el hábito de responder mal (siguiendo con el mismo ejemplo), esté completamente desarraigado, es importante observar; como el podador de la primera parte, el amor de Papá es el que observa con atención, y la intención de cuidar, bendecir y acompañar; pero la mayoría de veces no nos damos el tiempo para pensarnos, cuidarnos, y darnos el tiempo de poder cambiar.

Sí, cambiar es algo que podemos permitirnos porque es una opción, una posibilidad tan probable como nosotros mismos permitamos que ocurra.

Bendecir y acompañarnos a nosotros mismos en el cambio, es bien inquietante pero muy importante, no podemos ser ajenos a nuestros propio cambio, y no debemos ser indiferentes a querer buscar esa bella imagen y semejanza con la que Papá nos creó…

Génesis 1:26

Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros…» (Versión NTV)

Al ver Dios tal belleza, dijo: «Hagamos ahora al ser humano tal y como somos nosotros…» (versión TLA)

Entonces, no creo que seamos como muchas «vemos en el reflejo del espejo», o lo que otros dicen de nosotros, o peor aún, lo malo que imaginamos que los demás pueden pensar de nosotros… ¡NO!, somo hechos a su imagen, y él es amor, él es Príncipe de Paz, Papá es misericordioso, no envidioso, por esto no creamos lo que no sea semejante a Él (de nosotros mismos), y si es así hoy, esto podría cambiar… Si nos damos la oportunidad de querer, en principio, ser transformados por él y entrar al taller del amor de nuestro Abbá.

¿Por qué si nos hizo a su semejanza, por qué si quiso que nos pareciéramos a él, nos empeñamos en ser egoístas, perezosos, postergadores, temerosos, respondones, iracundos, derrochadores… Por qué mejor, no buscamos esas semillas de bondad, de amor, de valentía, prudencia, templanza, orden, disciplina y generosidad que desde que él nos «creó», en nosotros sembró?

Pensemos, sí él así de bonito nos creó, y nos ama, y nos busca, y no desiste de nosotros, es porque SÏ hay algo muuuy bueno en nosotros, porque su amor no es ciego, es real, es transparente al punto que sabe lo que pensamos y las intenciones de lo que sentimos (él no está engañado)… Papá nos ama, sin mirar aquello feo, nos ama porque sabe de lo que estamos en «esencia», hechos, somo su «poesía», y además luego de crearnos vio que «era bueno»… y Descansó…

Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Efesios 2:10)

Mientras Dios admiraba
la gran belleza de su creación,
cayó la noche,
y llegó la mañana.
Ese fue el sexto día. Génesis 1:31

Y vio Dios todo lo que había hecho,
y todo era muy bueno. (Génesis 1:31a)

Génesis 1: 27b
Lo creó a su semejanza.
Creó al hombre y a la mujer,

Esas semillas, están, están en cada uno, esas en las que sí nos parecemos a él (no para ser como él, él es único), pero sí, para PARECERNOS A ÉL, podar, limpiar, y organizar para que esas BUENAS SEMILLAS PUEDAN GERMINAR!

Deja un comentario